miércoles, 3 de diciembre de 2008

La Diva

Había oído hablar tanto de ella que quiso conocerla.
La curiosidad venció al temor de encontrarse con el síndrome de la “vieja gloria”, alguien que tuvo pero que perdió todo su esplendor conforme envejecía. Al conocerla tuvo que admitir que el paso del tiempo no perdona, pero la luz perduraba.
¡Y cómo lo deslumbró!

domingo, 2 de noviembre de 2008

Amor sin medida

El doctor entró en la consulta con los resultados de las pruebas en la mano, y la miró gravemente a la cara. Ella temió lo peor, pero el doctor la tranquilizó:
- Ha debido de haber algún problema en el scanner, porque hemos obtenido unos resultados absurdos.
- ¿Pero me encuentro bien?
- No lo sabemos con total seguridad. De lo que estoy seguro es de que no va a morir mañana por el problema que hemos esado estudiando.
- ¿Cómo está tan seguro?
- Porque, si el resultado del scanner fuera correcto, usted debería haber fallecido ya.
Ella se sorprendió, pero luego su mirada quedó apesadumbrada.
- No se entristezca. La enfermera le dará una nueva fecha para las pruebas, si eso la deja más tranquila.
Poco después de que la paciente saliera, llamó a la enfermera.
- Por favor, debe llamar al servicio técnico para que revisen el scanner.
- Pero doctor, estuvieron aquí la semana pasada.
- Pues no lo entiendo... Esa mujer que acaba de salir...
Y volvió a mirar absorto la pantalla, mirando sin ver la grabación de aquel enorme corazón que ocupaba prácticamente todo el torso de la mujer, latiendo sin cesar.

jueves, 9 de octubre de 2008

La Biblia

Cuando la ví descubrí que la Luz existía.
Cuando la conocí supe qué era el Cielo.
Cuando intimamos entré en el Paraíso.
Cuando vivimos juntos caí a la Tierra.
Cuando peleamos vi la Oscuridad.
Cuando nos separamos supe que el Infierno existía.

martes, 16 de septiembre de 2008

"Siempre te esperaré"

Las deudas se acumulaban, y la situación idílica de hacía sólo unos meses se había vuelto turbia y desagradable. Él le comentó un asunto sórdido que le había propuesto un amigo, y ella aceptó, desesperada, con el miedo a poder quedar en la miseria. Pero algo salió mal y, en el aeropuerto de regreso, la policía lo detuvo. "Siempre te esperaré" fue lo último que ella le dijo antes de que desapareciera por una puerta, casi desaparecido entre los corpulentos policías.
Las gestiones de la embajada no surtieron efecto. Calabozos. Juicio. Polémica. TV. Radio. Internet. Y finalmente la cárcel. El más inmundo de los agujeros que el hombre ha creado, por interés o desidia, sobre la faz de la Tierra.
Allí él se consolaba diciendose que ella lo iba a esperar. Pero no se hacía ilusiones. Una mujer guapa e inteligente como ella no podía desear morir en vida por alguien que iba a pasar 25 años en aquel agujero. Perdió la ilusión. Perdió su imagen. La olvidó. Su único interés estaba en dejar pasar los días lo más tranquilamente posible, hasta que la condena finalizara.
Cuando salió no volvió a casa. Se haría más daño al ver que ella había rehecho su vida. Sufriría al recordar su casa, sus cosas, su vida, tal como se congeló hacía tanto tiempo. O sufriría más si viera que aquello ya no existía y confirmar que, todo lo que una vez había sido, se había esfumado en el recuerdo.
No sin esfuerzo pudo, poco a poco, rehacer su vida. Un piso. Un trabajo. Una mujer. Un hogar. Felicidad. Se sentía realizado después de tanto tiempo que ya no recordaba la última vez.
Un día, volviendo a casa, el subconsciente o el azar le jugaron una mala pasada y llegó a su antiguo barrio. No recordaba casi nada, estaba completamente cambiando. Las calles, las tiendas, los bares... Todo. Entró en un bar para preguntar cómo salir de allí. Cuando el dueño intentaba explicarselo, se interrumpió y, en un susurro, le confió:
- Oh, no. Otra vez esta vieja solterona loca.
Y alzó la voz por encima del hombro:
- Por favor, señora. No moleste.
A lo que la vieja respondió con un grito:
- ¡¡¿Ves como llegaría?!! ¡Aquí está! ¡Mi novio ha venido a buscarme!
Y cuando él se dió la vuelta reconoció al instante, bajo las canas y las innumerables arrugas, los ojos chispeantes que le hicieron enloquecer hacía ya tanto tiempo.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Nunca es tarde para recapacitar

Aquella tarde comprendió qué le pasaba: estaba enamorado y le había fallado.
Estaba enamorado de aquella chica con la que había pasado casi cada momento de su vida desde que ambos se conocieron por casualidad en una fiesta. Aunque fuera un poco delgada y pálida y desgarbada y con la mirada triste y con ese mechón de pelo rubio caído por casualidad delante de sus ojos... o quizás justamente por todo eso. Qué más daba: al mirarla, su cara parecía absorber toda la luz del local.
Habían compartido momentos encantadores, deliciosos. Habian jugado a inventar historias imposibles, a realizar sueños, a encontrar el tiempo en lugar de perderlo. Otros momentos no fueron tan agradables. Se decía que era como siempre, con altibajos hasta que dos personas se conocen lo suficiente para no ser extraños.
En su fuero interno una alarma le decía que no era verdad. Que algo pasaba. Que algo no encajaba. Ella estaba triste. Siempre estaba triste. Cuando bajaba la guardia, su mirada se entristecía. Con él era diferente: parecía que él le daba vida, como las plantas que reviven al regarlas después de mucho tiempo. Ahora veía la verdad. Ahora lo había visto. Y no entonces, cuando ella lo necesitó. Cuando ella gritaba en silencio que necesitaba ayuda.
No lo vió cuando ella saltó al paso del tren.
Y ahora que lo había comprendido, ahora que era plenamente consciente de lo que pasaba, ahora sabía que hacer: la buscaría para decirle todo lo que no le dijo a tiempo.
Y buscó otro tren.

jueves, 21 de agosto de 2008

El cumpleaños

El poblado bullía de expectación ante la fiesta más importante desde hacía años: el cumpleaños del Gran Arcano de los duendes. Las casas se habían engalanado para la ocasión, todos vestían sus mejores galas y desde días atrás todos se afanaban para que la fiesta fuera un éxito. Había comida y bebida para todos, música, bailes, juegos para los niños, fuegos artificiales...
Después de la comida y la fiesta llegó una grandiosa tarta. El Gran Arcano se acercó a la tarta y se hizo el silencio. "Gracias a todos por venir. Os estoy inmensamente agradecido. No es fácil llegar a mi edad, pero gracias a vosotros, a vuestro cariño, a vuestra amistad, estoy pletórico de energía y fuerza. Gracias por estar a mi lado".
Y dicho esto sopló las 153 velas de la tarta.

miércoles, 30 de julio de 2008

Peor imposible

- Y después del accidente que lo dejó paralítico, y de todo lo que te ha hecho sufrir, ¿por qué sigues con él?
- Porque no puedo imaginarle mayor sufrimiento que obligarle a ser consciente cada día de que depende de mí

lunes, 7 de julio de 2008

El guerrero

He defendido los intereses de mi señor. He peleado, luchado, destruido, matado, violado. He perdido mi honor al luchar por alcanzarlo. He hecho daño al intentar curar. Quería que me entendieran, pero he confundido a los demás. He provocado odio al intentar amar. He destruido para construir. He matado para vivir.

Sirvo a mi razón, no a mi corazón. Y ahora debo sufrir la soledad del desamor.

viernes, 4 de julio de 2008

Círculo vicioso

En sus innumerables años de viajes por el mundo vió y experimentó más de lo que cualquiera de nosotros hubiera imaginado jamás. Al volver al punto de partida se dió cuenta de que no reconocía nada. Y entendió que otros lugares también habrían cambiado y no serían los que él visitó.
- ¡Joder! Tendré que volver a empezar.

viernes, 27 de junio de 2008

Egocéntric@

- Te quiero
- Yo también me quiero

martes, 17 de junio de 2008

Duane Hanson

Podíamos vivir de forma honrada, aunque el trabajo que tenía no era gran cosa. Al menos me he librado del asqueroso olor de formol que impregnaba todo el ambiente. Era un poco tétrico, celador en la morgue del hospital, pero podía sacar a mi familia adelante. ¿Quién cuidará ahora de ellos, de mi madre anciana, de mi esposa, de mi hijo? No me tienen para estar con ellos, me retienen aquí encerrado, atado como un animal, en esta habitación sin ventanas. ¡No es justo! ¡Esta no es mi idea de lo que debe hacer la sociedad! ¡Voy a salir, querais o no!

Ahí lo tiene, se ha lanzado otra vez contra la puerta. ¿Qué habrá cruzado por la cabeza de esa pobre persona para hacer lo que hizo? Quizás tantos años de soledad, quizás su trabajo, quizás estaba trastornado desde siempre. Pero ya tenemos al responsable de las desapariciones de los cuerpos. Me alegro de que, además, haya podido localizar a los familiares para que se hagan cargo de los cadáveres. Claro que, a pesar del extraordinario trabajo que realizó ese hombre, no vamos a dejar que los vean en ese estado, tan... vivos, si quiere que le sea sincero. Incluso el forense, tan acostumbrado a tratar con cadáveres, quedó impresonado. Allí estaban los tres, sentados en el sofá del comedor, inmóviles, desde que ese pobre diablo que tenemos encerrado se fabricó su familia.

martes, 3 de junio de 2008

Cuentos

Caperucita se calzó al Lobo Feroz, antes de que éste se enterarse de que tenía cancer de pulmón cuando la casa del primer Cerdito no se cayó soplando, pero el Leñador cornudo sufrió un ataque de celos y asesinó a Caperucita a las puertas del castillo donde la Bella Durmiente se ponía hasta arriba de heroina con su aguja de dormir, para olvidar que el guapo Príncipe disfrutaba de las atenciones del Sastrecillo Valiente, famoso porque se tiró a siete en una noche, que se sospechaba eran los Siete Enanitos que se trajinaban a una bonita adolescente traficante de manzanas que robaba del huerto de la casa del Ogro que había tenido que vender su palacio por culpa de la especulación inmobiliaria y que, aparte de las manzanas, se dedicaba a la cría al por mayor de ratas, que se escaparon porque un ecologista gilipollas abrió las jaulas pensndo que les hacía un favor, y como las ratas no tenían para comer se fueron a buscar un Burguer a la ciudad, pero todos pensaron que estaban invadiendoles, así que pidieron ayuda al Príncipe, que llamó a Hamelin en busca de un flautista, más por descubrir la fama de su flauta que para que les librara de las ratas, pero el Flautista resultó ser un pederasta al que la Guardia Civil casi le corta las pelotas, lo llevaron al juez y éste lo envió a la cárcel, donde un grillo le contó la triste historia de un muñeco que se prostituía contando mentiras con la cara entre las piernas de sus clientas.

Y entonces, vino algún editor con visión de negocio y dijo que esto no se podía publicar tal cual porque al público no le gustaría.

miércoles, 28 de mayo de 2008

¡Que aproveche!

Aquella mirada lúcida, atractiva, pero increíblemente inteligente, la atrajo desde el primer momento. Tenía unos ojos muy vivos, pero escondían algo repulsivo en su interior. No parecía prestar atención a nada, pero miraba, observaba, escrutaba, investigaba. Por su aspecto físico podría haber pasado desapercibido en la multitud, pero aquellos ojos atraían toda la luz presente dondequiera que estuviera.

Creía que había cierto feeling desde el primer momento. Podían hablar aunque parecía que él estuviera siempre un paso por delante, sabía cómo se sentía o lo que iba a decir. Se sentía cómoda a su lado excepto, claro está, cuando la miraba. La desarmaba completamente. Le hacía sentirse como una niña traviesa ante su padre.

Cuando la invitó a cenar a su casa casi no pudo contestar. No quería mirarlo, pero lo hizo. Alzó los ojos y lo miró: aquella mirada no podía mentir. "¿A las 10?". "Vale". El resto del día pasó como un sueño. No recordaba nada hasta que se encontró a sí misma ante la puerta, llamando al timbre. Cuando abrió la dejó pasar, le tomó la chaqueta y la acomodó en el sofá del salón. Después sufrió un fuerte golpe en la nuca y todo se volvió negro.

Despertó amordazada y atada a una silla de madera, en una pequeña habitación pintada de negro. Él estaba frente a ella, enfundado en un mono deshechable de plástico, junto a un trípode y una cámara de vídeo donde parpadeaba la luz roja que indicaba que estaba grabando. Olía a aceite caliente, pero probablemente estuviera a su espalda y no podía ver de dónde surgía ese olor.

- Bueno, espero que me disculpes por mi brusquedad. Espero compensarte porque el resto será de tu agrado: vas a ser el menú principal de la cena. A tu salud.

jueves, 22 de mayo de 2008

El regalo

¿Ya ha llegado? ¡Ah! me ha dicho que volvía pronto por no se qué problema del aire acondicionado.

Él llegó más pronto de lo habitual a casa, después de que una avería en el aire acondicionado convirtiera la oficina en un horno. Fue directamente a la ducha, dejando un regero de prendas por el pasillo. Allí casi no se dió cuenta de que la habían usado sólo hacía un momento. "Habrá llegado cansada y se ha duchado".

¡Vaya una ducha larga, justo ahora!...

Cuando terminó y entró en la habitación a por una muda de ropa, la vió en la cama, excitada, los ojos entrecortados, gemidos, caricias, suspiros. "Pero...", pensó. Instintivamente se echo atrás, tras la puerta. Era muy vergonzoso y tímido. "¿Me habrá visto? Seguro, no he tenido cuidado en no hacer ruido". Se sentía como un ladrón de sus secretos, o un intruso en su intimidad. Estaba atemorizado por cómo se lo podría tomar ella, pero la excitación que empezaba a sentir le hizo volverse a asomar.

Ya vuelve. Me gusta. Así. Mírame. Obsérvame. Contémplame. Vigílame. Escudríñame. Espíame... Devórame con tus ojos. Quiero arder con tu mirada.

Si lo había oído, no daba muestras de ello. Seguía ocupada en ella misma, en sus sensaciones, en su piel, en su cuerpo, en su alma; el mundo entero podía irse al carajo. "Seguro que no me ha visto. Seguro que nadie ha visto esto". Empezó a observar, más que a mirar. Se sintió un privilegiado, una persona escogida, por poder presenciar, en directo, lo que ella guardaba para sí. No su cuerpo, sino sus sentimientos más secretos, sus fantasías representadas en aquellas manos que recorrían los caminos que su mente había dibujado antes en su cuerpo desnudo.

Ella entreabrió los ojos un momento y sonrió. "Ya está liada, se va a enfadar", pensó él. Pero ella no paró. La excitación siguió en aumento. Cerró los ojos otra vez. Las manos se movían más rápido. Las piernas se agitaban. Gritos entrecortados, ronroneos, gemidos profundos, la boca se abre, la cabeza se lanza hacia atrás, la espalda se arquea en un ángulo imposible... Y al relajarse abre los ojos. Y le mira sonriente.

- Feliz cumpleaños, cariño.

lunes, 19 de mayo de 2008

La familia

- ¿Tu hermana?
- No, la hija mayor de mis padres.

sábado, 17 de mayo de 2008

De madrugada

- Ya se que estas no son las mejores horas, y que llevo una pinta desastrosa, pero ni te imaginas lo difícil que es esto para mí. Tengo un nudo en la garganta que casi no me deja hablar. Pero si no te lo digo digo, voy a reventar. Me pareces la mujer más increíble que he conocido nunca. Eres inteligente, simpática, sabes hablar y escuchar, me encanta estar contigo, y encima me pareces preciosa. Te has metido tan adentro en mi ser, que no se si podré sacarte algún día sin que sea más doloroso que dejarte dentro. Ahora mismo me siento el pingajo más miserable de la Tierra; quisiera ser más culto, o más valiente, o más divertido, o más atractivo, pero soy así. Dios, ahora no se qué puedo esperar, pero por lo menos estoy más tranquilo. O quiero estarlo... Por favor, no te quedes callada y dime algo.

Pero no dijo nada. Los espejos es lo que tienen: nunca dicen nada. Así que apagó la luz y se fue a dormir otra vez.

viernes, 16 de mayo de 2008

Certeza absoluta

- ¿Me quieres?
- No
- Dímelo más claro, que eso no es palabra cierta

Valor seguro

Allí estaba él, al fondo del andén de la estación, a su lado la maleta, el abrigo doblado bajo el brazo, serio, altivo, orgulloso. Nadie podría averiguar en su mirada lo que pasaba por su mente. Podría significar cualquier cosa, porque en realidad no mostraba nada.

En su mente hervían cientos de pensamientos y recuerdos de su vida, de su amor, de sus esperanzas, completamente rotas desde hacía poco. Prácticamente no tenía nada. No había nada más allá de esa maleta. Pero seguía estando lo más importante: él mismo.

lunes, 12 de mayo de 2008

Descanso total

La corbata estaba colgada de la puerta de entrada, los zapatos desperdigados de cualquier manera en el pasillo, la chaqueta tirada encima de la silla, el cuello de la camisa desabrochado. Los pies encima de la mesa del salón, una cerveza fría dejaba una marca en la mesa. Y seguía agitado e inquieto.

Así que me quité la cabeza y la dejé en un armario para no perderla.

viernes, 9 de mayo de 2008

El inventor

Quería mejorar la vida de la gente, así que se encerró en su laboratorio e inventó un gas que permitía hablar a la mente de las personas. Lo esparció por el mundo y surgió efecto.

No había malentendidos ni malos rollos. Todo era comprensión y armonía perfectas. Nadie se enfadaba con nadie. No había peleas, ni conflictos, ni guerras. Le había dado a la Humanidad lo que había estando buscando durante siglos: paz.

Cuando comprendió qué había hecho, se suicidó. La gente dejó de comunicarse porque no lo necesitaban. Sabían que pensaban los demás y los demás sabían que pensaban ellos. No se hablaba, no se escribía. Adiós escritores y poetas. Adiós sufrimientos. Adiós sentimientos. Adiós pasiones. Adiós a todo lo que nos hacía humanos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Jeckyll

Era el mayor enamorado de la noche sin fin. No podía pensar en otra cosa que no fuera una sucesión interminable de luces de neón, penumbras sugerentes, amigos, música ensordecedora, alcohol, mujeres, drogas. Para él una noche de viernes perfecta duraba más de 48 horas. Si al despertar reconocía la cama o recordaba algo de lo que había hecho se sentía frustrado. Siempre había sido así, desde que era joven. Y ahora no iba a cambiar.

Tenía una doble vida, ya que nadie podía imaginar que tenía un respetable puesto de trabajo en un famoso buffete de abogados, donde su reputación era intachable. Pero no era él. Mr. Hide era su verdadero yo, y tomaba una pócima para desperar al Dr. Jeckyll.

miércoles, 30 de abril de 2008

El juego de la seducción

Te llama. Os encontrais. Empezais a conoceros, vuestras inquietudes. Te interesa. Te cuenta sus deseos. Sus sueños. Lo que quiere. La entiendes, la comprendes. Te dices que vas a hacerla feliz.

Vuelves a tu redil con la cabeza llena de ideas. Tu mente hierve con las posibilidades. Un par de llamadas para descartar algunas opciones. Por fin perfilas tu estrategia. Llamas ilusionado para una cita. "Vale, ¿te parece bien ...?". Por supuesto, menuda pregunta.

La primera contestación es una negativa. No le ha gustado. Pero piensas que te está probando. Siempre es así. ¿Por qué si es lo que quiere? Nunca se debe aceptar algo a la primera. Hay que jugar un poco al cazador cazado. Regates y fintas. Avances y retrocesos.

Poco a poco entra en razón. O se deja convencer. O siempre supo lo que quería, pero no lo quería admitir. Al final accede. Eres feliz. Es feliz. Un apretón de manos cierra el acuerdo.

Por fín has firmado el contrato.

Visión de futuro

- Lo he dejado todo por tí.
- ¿Y por quién me dejarás a mí?

viernes, 25 de abril de 2008

Fetiche

Le pidió un rizo. Ella se lo dió pensando que era un juego. Él la amaba, pero ella le rechazó. Sin ningún menosprecio, sólo que para ella no había surgido la chispa. No pudo soportarlo y lo dejó todo para irse a vivir a otra ciudad. Rehizo su vida y fue dichoso. Muchos años después, cuando murió de puro viejo, descubrieron bajo su cama una urna de oro con un mechón de pelo.

miércoles, 23 de abril de 2008

Celos, o mueren o matan

Estaba celoso. No podía evitarlo. Aquella mujer le había sorbido el coco hasta extremos insospechados. Recelaba de todo y de todos. De quien la miraba, de quien le daba la mano, de quien se le acercara, aunque fuera por un simple tropiezo. Casi no comía, ni bebía más que agua, fumaba innumerables cigarillos, estaba ojeroso, escuálido, pálido, con las mejillas hundidas, sin afeitar. Todo él tenia un aspecto desaliñado, las camisas sin planchar, la corbata torcida, el traje ajado, los zapatos sucios. Iba cuesta abajo y sin frenos.

De repente un día todo cambió. Llegó impecablemente vestido, recién afeitado, pulcro y aseado. Todos se miraron unos a otros, conscientes del cambio a mejor que había dado. Cuando entró al servicio y comenzó a tardar, nadie se preocupó al principio. Pero todos comprendieron lo que pasaba cuando oyeron el grito de la mujer que habia sido su inspiración a la puerta del baño. Allí estaba él, inconsciente, con la boca llena de espuma, y un bote de pastillas vacío en la mano.

Valió la pena

Aquella noche de pasión fué la mejor de su vida. Ella se entregó completamente, sin trabas, sin tapujos, sin prejuicios, sin peros, tal cual era. Él hizo lo propio pero, como siempre, desconfiado como era, no se convenció hasta que la vió dormida en sus brazos con una plácida sonrisa en la cara. Aquella noche y aquella sonrisa le hicieron ver que su vida había valido la pena. Todos los tropiezos, errores y males de su calamitosa existencia se vieron compensados por haber visto aquella sonrisa, por saberse en parte responsable de haberla hecho feliz, al menos por una noche.

Al día siguiente no pudo ver la luz del sol. Los médicos de la residencia certificaron su muerte por causas naturales. Acababa de cumplir 97 años.

domingo, 13 de abril de 2008

Las Musas

Cuentan los antiguos que al nacer un niño, las Musas bajan del hogar de los dioses y cuando nadie mira, rozan su frente y le insuflan parte de su arte.

Pero se olvidaron de mí. Y sufro cada día por no poder encender en otros la llama de los sentimientos que me consumen.

jueves, 10 de abril de 2008

Infeliz

Nació. Tuvo una infancia despreocupada. Estudió y progresó. Fue brillante en sus estudios. Alcanzó la fama en su trabajo. Triunfó en la vida. Maduró. Envejeció. Murió rodeado de amigos.

Y pese a todo, fue el hombre más infeliz de la historia, por haberle sido esquiva la dicha de arder con la pasión de la mujer de su vida.

martes, 8 de abril de 2008

El último pecador

- ¿Qué has hecho en tu vida que merezca ser castigado?
- He cometido el peor delito que pueda imaginarse.
- ¿Contra tus padres? ¿Contra tus semejantes? ¿Contra mí? Sabes que doy el perdón infinito.
- No. Sencillamente, no he querido ser feliz.

Y tras el Juicio Final, tan sólo su alma permaneció en el Infierno.

Egoísta

Siempre querremos ser mejores que ayer y peores que mañana. Progresemos todos juntos. Te necesitamos para que todo siga en movimiento. Contribuye al bien común. Estudia, trabaja, cásate, forma una familia y sé útil a la sociedad. Moldea tus intereses acorde a lo comúnmente aceptado. Intégrate en el grupo, no te separes. Lo diferente asusta y causa rechazo. Nosotros sabemos lo que te interesa.

¿Y si no quiero? ¿Alguien ha contado conmigo?

Por fín

Y entonces sucedió. No sabía como, pero sucedió. Por una vez en su vida había hecho algo bien. Y se sintió la persona más feliz de el mundo.

Nunca más

Se giró en la cama como cualquier sábado por la mañana. La luz que entraba por las rendijas de las persianas le daba en los ojos, aún cerrados, hinchados de sueño. Su mano se deslizó lentamente desde debajo de la almohada hasta salir completamente al frescor de la habitación. Sintió un leve estremecimiento y se le puso la carne de gallina, pero esa sensación le gustaba. Le hacía sentirse viva.

Estaba medio adormilada. Pero se despertó súbitamente, sudando, el pulso acelerado, la respiración entrecortada, el corazón a punto de salirse de su boca. Cuando, al dejar caer su mano a su lado, donde solía dormir su hombre, no encontró su cuerpo, recordó otra vez que el Destino decidió por ella que su vida fuera solitaria.

Heráclito

- ¿Qué harías con el mundo entero si pudieras?
- Le prendería fuego

(Llamaradas, 1991)

domingo, 6 de abril de 2008

Metrópolis

Era más tarde de lo que pensaba, y no había nadie por la calle en aquel momento. Las pálidas luces de las pocas farolas que quedaban en pié sólo alumbraban unos pocos tramos del bacheado asfalto de la calle. Algunos perros famélicos dormitaban en las esquinas y levantaban la cabeza para ver quién les había despertado. La basura se amontonaba en los rincones, después de que los pocos contenedores que había se vieron rebosados hacía demasiado tiempo.

Creía que conocía el barrio donde había estado viviendo desde que tenía uso de razón. Primero con sus padres y luego sólo. Pero aquella calle no le sonaba. Sería la iluminación, o la borrachera. Quizás lo segundo. Pero nunca, por muy pasado que fuera, le había pasado aquello. Siempre reconocía las calles y podía orientarse. Una pintada en la pared, una esquina desconchada, una farola rota, y ya sabía dónde se encontraba. Pero ahora no reconocía nada.

Vió un ligero resplandor al fondo de la calle, anunciando el amanecer. Y cuando las vió, un escalofrío recorrió su espalda. Sentía como unas tenazas heladas le oprimían el corazón. No podía respirar. El recuerdo encerrado en sus genes, y olvidado durante toda la historia de la Humanidad, vino de forma violenta. Sabía dónde estaba, como cada uno de nosotros aunque no seamos conscientes de ello. Estaba en casa. De donde nunca había salido.

Allí estaban las seis torres de Metrópolis.

viernes, 4 de abril de 2008

El ídolo caído

Su belleza no tenía límites. Todos estaban de acuerdo en ello. Nadie discutía que era el ser más bello de cuantos podrían existir nunca. Incluso parecía que cuando estaba presente, su cara absorbía toda la luz de la estancia. Irradiaba felicidad, una felicidad contagiosa, completa, total.

Pero alguien no estaba tan feliz. Su padre pensó que esa belleza y ese carisma podrían amenazar su posición. Estaba celoso. Envidioso. Llegó a temerle. Y tomó la decisión más difícil de su existencia. Lo expulsó de su lado, y desde entonces a Bella Luz se le conoce como Lucifer.

miércoles, 2 de abril de 2008

¿Qué culpa tienen las margaritas?

A algún enamorado desesperado se le ocurrió la feliz idea de arrancar una margarita del jardín de la casa de su inalcanzable amada, y mientras pensaba en ella, empezar a arrancarle los pétalos uno a uno. Algún amigo suyo, al corriente de su infeliz situación, probablemente el amante de ella, le preguntó que hacía. Un juego, contestó, nada más que un juego. Y su mirada helaba los huesos.

El aterrorizado amigo pensó que el azar del número de pétalos le aliviaría su dolor, así que en lugar de darse a conocer, le intentó animar. Te quiere, no te quiere. Él sonrió, pero lo que pensaba mientras deshojaba la margarita, era lo que iba a sufrir aquel hombre cuando lo matara por la noche.

La vida por la ventana

Era joven, sano, admirado, deseado. Lo tenía todo. Pero no aceptó el rechazo de aquella chica. Estaba demasiado acostumbrado a conseguir lo que se proponía. No podía creerlo. Algo no era como quería.

Y se sumergió en un pozo de desesperación y destrucción del que no supo salir. Ayer lo volví a ver, como un mendigo a la puerta de un puesto de asistencia a drogodependientes, esperando una dosis que le permitiera escapar de la verdad antes de volver a creer que soñaba tirar su vida por la ventana.

El precio de la pasión

Los hombres caían a sus pies constantemente. Los volvía locos. Era guapísima, elegante, con gusto, culta, inteligente, con una educación casi perfecta, sabía estar entre gente de diferentes niveles sociales y hablar adecuadamente con todos ellos. Los hombres ponían reinos y fortunas a sus pies, y ella los rechazaba invariablemente. Quería seguir siendo quien era, y como era. Se limitaba a mantenerse al margen de locuras transitorias y tomaba sólo lo que debía, implicándose al mínimo. En ese sentido era muy legal.

No era una puta, era una prostituta. Hay que diferenciar.

Un instante de libertad

Nunca pensó que se atrevería a hacerlo. Y sin embargo lo hizo. Se atrevió a hacerlo. La respiración entrecortada, las gotas de sudor que corrían por sus mejillas desde su frente, la boca seca, la mirada perdida, sólo con esa idea fija en la cabeza.

Pero al final lo hizo. Y fue libre. Libre de su miedo. Libre de su propia conciencia del miedo. Libre de decidir. Libre de actuar. El tirón de la cuerda en su cuello actuó de forma rápida y sin dolor.

lunes, 31 de marzo de 2008

No puedes luchar

Cuando abrió la puerta, todo aquello por lo que había luchado en su vida se desmoronó como un castillo de naipes. La universidad, su trabajo, su familia, su casa. Todo. Amó como creía que se debía amar, apretando los dientes, no mirando atrás, luchando por cada segundo como si fuera el último, sin reservas, con locura, casi con dolor. Y perdió.

En la cama estaba ella. Y una amiga.

Así debía ser

Era una noche sin luna. Se vieron, se gustaron, se besaron, se amaron. Sobraban las palabras. Cada uno era lo que el otro necesitaba. El resto del universo no existía. Eran más que dos. Eran todo el mundo. No faltaba nada. No sobraba nada. La armonía perfecta.

Y al día siguiente se despertaron abrazados, como el primer día de su matrimonio.

From Hell

Hay quien vive en una montaña rusa de amor y pasión que no parece acabar nunca. Otros vivimos en la penumbra de una existencia gris sin excitación. Daría mi alma por poder experimentar todos aquellos placeres que no he podido disfrutar hasta ahora.

El infernal calor a mi espalda me hizo saber que mi súplica iba a cumplirse.