viernes, 4 de abril de 2008

El ídolo caído

Su belleza no tenía límites. Todos estaban de acuerdo en ello. Nadie discutía que era el ser más bello de cuantos podrían existir nunca. Incluso parecía que cuando estaba presente, su cara absorbía toda la luz de la estancia. Irradiaba felicidad, una felicidad contagiosa, completa, total.

Pero alguien no estaba tan feliz. Su padre pensó que esa belleza y ese carisma podrían amenazar su posición. Estaba celoso. Envidioso. Llegó a temerle. Y tomó la decisión más difícil de su existencia. Lo expulsó de su lado, y desde entonces a Bella Luz se le conoce como Lucifer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una belleza de doble filo.

Un saludo, simplemente yo.