Era joven, sano, admirado, deseado. Lo tenía todo. Pero no aceptó el rechazo de aquella chica. Estaba demasiado acostumbrado a conseguir lo que se proponía. No podía creerlo. Algo no era como quería.
Y se sumergió en un pozo de desesperación y destrucción del que no supo salir. Ayer lo volví a ver, como un mendigo a la puerta de un puesto de asistencia a drogodependientes, esperando una dosis que le permitiera escapar de la verdad antes de volver a creer que soñaba tirar su vida por la ventana.
1 comentario:
Una opción desesperada, incorrecta y sobre todo estar preparados para el rechazo.
Un saludo, simplemente yo
Publicar un comentario