viernes, 27 de junio de 2008

Egocéntric@

- Te quiero
- Yo también me quiero

martes, 17 de junio de 2008

Duane Hanson

Podíamos vivir de forma honrada, aunque el trabajo que tenía no era gran cosa. Al menos me he librado del asqueroso olor de formol que impregnaba todo el ambiente. Era un poco tétrico, celador en la morgue del hospital, pero podía sacar a mi familia adelante. ¿Quién cuidará ahora de ellos, de mi madre anciana, de mi esposa, de mi hijo? No me tienen para estar con ellos, me retienen aquí encerrado, atado como un animal, en esta habitación sin ventanas. ¡No es justo! ¡Esta no es mi idea de lo que debe hacer la sociedad! ¡Voy a salir, querais o no!

Ahí lo tiene, se ha lanzado otra vez contra la puerta. ¿Qué habrá cruzado por la cabeza de esa pobre persona para hacer lo que hizo? Quizás tantos años de soledad, quizás su trabajo, quizás estaba trastornado desde siempre. Pero ya tenemos al responsable de las desapariciones de los cuerpos. Me alegro de que, además, haya podido localizar a los familiares para que se hagan cargo de los cadáveres. Claro que, a pesar del extraordinario trabajo que realizó ese hombre, no vamos a dejar que los vean en ese estado, tan... vivos, si quiere que le sea sincero. Incluso el forense, tan acostumbrado a tratar con cadáveres, quedó impresonado. Allí estaban los tres, sentados en el sofá del comedor, inmóviles, desde que ese pobre diablo que tenemos encerrado se fabricó su familia.

martes, 3 de junio de 2008

Cuentos

Caperucita se calzó al Lobo Feroz, antes de que éste se enterarse de que tenía cancer de pulmón cuando la casa del primer Cerdito no se cayó soplando, pero el Leñador cornudo sufrió un ataque de celos y asesinó a Caperucita a las puertas del castillo donde la Bella Durmiente se ponía hasta arriba de heroina con su aguja de dormir, para olvidar que el guapo Príncipe disfrutaba de las atenciones del Sastrecillo Valiente, famoso porque se tiró a siete en una noche, que se sospechaba eran los Siete Enanitos que se trajinaban a una bonita adolescente traficante de manzanas que robaba del huerto de la casa del Ogro que había tenido que vender su palacio por culpa de la especulación inmobiliaria y que, aparte de las manzanas, se dedicaba a la cría al por mayor de ratas, que se escaparon porque un ecologista gilipollas abrió las jaulas pensndo que les hacía un favor, y como las ratas no tenían para comer se fueron a buscar un Burguer a la ciudad, pero todos pensaron que estaban invadiendoles, así que pidieron ayuda al Príncipe, que llamó a Hamelin en busca de un flautista, más por descubrir la fama de su flauta que para que les librara de las ratas, pero el Flautista resultó ser un pederasta al que la Guardia Civil casi le corta las pelotas, lo llevaron al juez y éste lo envió a la cárcel, donde un grillo le contó la triste historia de un muñeco que se prostituía contando mentiras con la cara entre las piernas de sus clientas.

Y entonces, vino algún editor con visión de negocio y dijo que esto no se podía publicar tal cual porque al público no le gustaría.