Cuando abrió la puerta, todo aquello por lo que había luchado en su vida se desmoronó como un castillo de naipes. La universidad, su trabajo, su familia, su casa. Todo. Amó como creía que se debía amar, apretando los dientes, no mirando atrás, luchando por cada segundo como si fuera el último, sin reservas, con locura, casi con dolor. Y perdió.
En la cama estaba ella. Y una amiga.
lunes, 31 de marzo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Si vas más o menos preparado para lo que sea, participas. Si te lo ves de sorpresa... Supongo que hay que verse en la situación para decidir.
Un beso
Publicar un comentario